sábado, 16 de mayo de 2009

Organicismo utópico

Mundo ¡Qué palabra tan grande!
Sin embargo me sobra lengua para pronunciarla.
No es más que un signo sin significado,
Un sustantivo tullido.
Yo estoy aquí, intentando escribir un poema. Mudo.

Otro, a esta hora, se alimenta de mi mugre,
De su propia carroña, tal vez;
Quizá simplemente de la sangre famélica que le resta.
Otro está muriendo. Mudo.

Todas las banderas resuenan en mi oído
Y yo quiero quemarlas.
Al unísono.
Después le daría la vuelta al mapa:
Para nosotros el sur y para vosotros el norte.

Quiero sacarme los bolsillos
Para enfrentarlos con tu hambre.
Te juro que después de mirarte a los ojos
se deshilarán avergonzados de su omnipresente concupiscencia.

Quiero romper mi estilográfica.
Quiero que la alquimia reconvierta mi tinta
En una sangre que despierte nuestros sentidos y los de los otros.
Una sola, nacida de la misma pluma,
nos uniría entonces en un cuerpo sólido,
con significado completo,
contigo.

Pero sólo tengo un salvavidas lleno de letras
Que, a veces, y sólo a veces,
enjuga mis lágrimas y se acuerda de las tuyas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho y el final es precioso.
Nada más que decir en público,