domingo, 5 de abril de 2009

Otra historia de amor...Mi pueblo y yo

Él se empeña en ser mío, en conocerme, pero los dos hemos cambiado tanto que no puedo reconocerlo ni a mí en su mirada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un romance difícil...pero muy muy bonito

natalia manzano dijo...

A veces un lugar no es sólo un lugar, sino quien eras cuando ese lugar te pertenecía.

A veces sencillamente no puedes volver a lo que era.

Pero se puede reescribir siempre.

Eso aprendí después de traducirme a diferentes luces, líneas de metro, idiomas y sabores...

No necesariamente ir a un sitio es volver, puede ser llegar nuevamente a otra cosa.

vans dijo...

Os recomiendo a ti y a tu pueblo una terapia de pareja.

Os la busqué ya en internet, hay unas terapias buenísimas. En concreto, hay una en Murcia, en el Hotel Santacán (de 4 starssss qué lujo), por dos semanas intensivas, y en grupos de tres parejas... por aquello de compartir experiencias.

Teneis Coach, psicólogos 24 horas instalados en el hotel, perros que huelen el miedo y pueblos y chicos (y chicas también, por supuesto) que ya han pasado por esa experiencia.

Es un hotel de estos rurales, cuyo paisaje es un olivar de 4000 kilómetros.

Es en este momento cuando te digo que si quieres superar tu miedo al aceite, este también es el momento, porque hacen una terapia de choque contra cualquiera de los elementos de los olivares.

Bueno, que me desvío del tema.

Lo dicho, dos semanas intensivas, becadas por el Estado, que al querer fomentar la movilidad de los estudiantes paga este tipo de servicios para reconciliar estudiantes con su lugar de origen para así que el desapego sea menos traumático.



Aaaaah, hay jacuzzi y aguas termales.

Yo no me lo pensaba Angel...


Bueno, yo voy a buscar más terapias intensivas en lugares rurales del centro de Espain para tratar mi miedo insuperable a no encontrar mar por Granada. Un día me volveré loca de remate buscando agua salada natural y contaminada.

Besos!