miércoles, 18 de marzo de 2009

Otra posibilidad

El monstruo de Frankestein no era un monstruo. Sólo era distinto. Víctor, su Dios, su Creador, se recreaba, orgulloso, en la inmensidad de sus miembros, en lo insondable de su inteligencia. Pensaba, con esa torpezaza que caracteriza a los todopoderosos, que la existencia de aquella criatura arretalada era la llave de la eternidad. Él, Víctor, su Dios, su Creador, repudió a su criatura por ser exactamente aquello que soñaba.
Y lo dejó sólo. Desterrado. Otro mesías, otro destierro.
Pero el monstruo que no era monstruo sino distinto, se escondió en un cobertizo lleno de libros, en el que había una puerta que conectaba con el salón de una familia de labradores (o eso creo). Se dedicó a observarlos. En esa casa sólo había amor.
Cuando la familia trabajaba, aprendió a leer con Goethe, con Werther. En esas páginas sólo había pasión, pura y generosa.
Pero los labradores lo descubrieron y también lo repudiaron.

Entonces se dio cuenta de que el amor y la pasión no servían para sobrevivir. El monstruo que no era un monstruo sino distinto, creyó que todo lo que había aprendido era literatura, ficción o mentira; debía probar lo contrario. Venganza y asesinato, fríos.

Según las múltiples leyendas que han perseguido a la pobre criatura, se dedicó a matar a todos los niños de las aldeas vecinas. Los atacaba mientras dormían. Pero no, el monstruo, que sólo era distinto, se rebeló contra su propio Dios, contra su propio Creador. Contra ése que soñaba cambiar el curso del mundo. Lo quiso matar y lo intentó, pero ¿Sabéis qué le dijo a Víctor cuando apenas podía respirar ya? Dijo: "La pureza no se doblega ni por miedo". Quitó sus enormes manos del enjuto cuello del médico, que ya no era más su creador, y se fue murmurando: "sigue anhelando cambiar el mundo que yo seguiré amando".
El monstruo, que no era mostruo sino distinto, se fue a la montaña y se hizo amigo de los lobos.

4 comentarios:

natalia manzano dijo...

Victor era el monstruo.
El monstruo que no era monstruo era sólo distinto.








Gran novela. Me dejó exhausta de tanto ver. Aún sigue el cuerpo del monstruo flotando en un glaciar en mi retina. Los monstruos existen para exhorcizar la otredad. Y la otredad existe porque la gente se cree normal. Pero normal es un concepto que se nutre de la indefinición, se construye en la ausencia de características definitorias. La normalidad no existe. Pero el monstruo sí, y el monstruo nunca muere. La otra raza, el otro género, la otra cultura, la pobreza, la originalidad insospechada, el libre pensador... existen. Por eso Alien siempre vuelve. Quieren matar al monstruo y no pueden.

vans dijo...

(ya insertare palabras personalmente)

Solo dejo aqui mi huella para luego explicarte y, principalmente no se me olvide que he de hacerlo.

Y ahora te regalo uno de esos buenos dias que tanto te sorprendian...

BUENOS DIASSSSSSSSSSSSSS.

jajaja, venga, ya dejo la tonteria... nos vemos angel...

besines

Anónimo dijo...

Si es que los monstruos -poco ubicados socialmente- siempre tienen un gran corazón...sobretodo para aguantar a tanto("piiiiiiiiiiiiiiiiiii")
Me pregunto por que hay miedo en lugar de curiosidad, admiración o simplemente respeto.

Uhmmm quien sabe ande

Unknown dijo...

porque tememos todo lo que no podemos controlar, aunque nos haga felices.