lunes, 9 de marzo de 2009

Negociaciones estelares


Dame el verdor de tus dientes y regocíjate en mi lengua.

¿No lo ves?

La noche se vuelve omnipresente en esta esquina, privada de tus huellas.
Las estrellas amamantan la perversión de las aceras,
Envidiosas por no poder acariciarse entre ellas.
Están hastiadas de ser sólo luz,
Sin embargo, se contentan con una lactancia lasciva
Que alimenta el calor de nuestro sexo.

¿No lo ves?
¡Nos están guiñando!

Anda, dame el verdor de tus dientes y regocíjate en mi lengua.
Escóndete en el paladar. Da igual: si todo me sabe a ti…
Yo me deslizaré por el tobogán de tu espalda,
Me quedaré dormida en tu cuerpo.
Juguemos y, te prometo, pondré la luna en tu boca
Y una estrella en tu pecho.

¡Me lo están pidiendo!


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