domingo, 8 de marzo de 2009

El bocado perfecto

Si tienes la luna en la boca,
Cómetela, saboréala, dóblala, envuélvela...
Hasta que la mandíbula te sangre de tanto mascar.
Todo esto en un segundo, la luna sólo se que queda un segundo.

Después, reminiscencias. Vaguedades melancólicas del ocaso.

Si tienes suerte, en sueños recordarás su sabor,
Pero su tacto se quedará dormido, tan dormido como
La seguridad de que la vida ya no es tu vida,
Sino un ágape de amor porfiado,
Contemplado como si no fuera contigo.
Entre una maleta y un nicho. La plata, cemento, los huesos, polvo

1 comentario:

Anónimo dijo...

que hambre tengo... jajjajaj