viernes, 8 de junio de 2012

Balcones secos

Una púa se derrama por las tripas del balcón del sóntano de la verdad; se vierte en el entresuelo para contarle a un niño que mañana habrá humedad, que la ventana de la memoria se enmohecerá por la tarde; el niño sonríe incrédulo: solo un segundo; La púa se retuerce por el corredor; el niño pulula por las baldas; ya preocupado; ya no sonríe; son las manos y los gritos de electricidad; son las manos que se le caen; musgosas; llora y se enjuga la lágrimas; es la cara, son las manos, es la púa, es el balcón, es la memoria; que esta húmeda o el niño que se viste de ancioana con la frente verde y los balcones secos

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