viernes, 8 de junio de 2012

La paz es el preludio de la guerra; Lo sé porque siento la efervescencia del estómago; es la rabia que se cuela por los poros de la sangre; desde hace tiempo; lo sé porque lo veo en la T de las antenas, que apuntan como escopetas en dirección a mi terraza desde donde escribo estas líneas; venganza o azote correctivo; la antena amontona munición, alienta a las desgarbadas, aprovecha la inercia del viento; y su enemiga, yo, con la bilis en ebullición, concentrada en un tornado reticular, títulos, un ordenador y poesía francesa; la antena escopeta del lado del progreso agotado, yo del lado del progreso como aspiración a la belleza, agotada; la paz es el preludio de una guerra librada entre entes-agónicos. La parabólica se lamenta por sus hijos, cabezona; la poesía francesa, el ordenador y mis líneas se desgranan, por miedo a mi ausencia; estamos cara a cara, el enemigo y yo, marcando territorio, como en un western, su T frente a mis ojos, revisamos nuestros apoyos, allí están, lamentándose y desgranándose; la T ¡¡¡Bum!!! Consigo esquivar y ¡¡¡Pam!!! La T se vuelve I de inteligencia…. Descanso… llueve… miro hacia arriba mientras la I se vuelve un apóstrofo jadeante… “I believe in the state of love”, me corean mis letras, el ordenador y la poesía francesa, Bowie bambalea en mis cadera; el Apóstrofe comienza a ser T, poquito a poco y lo dejo…y vuelvo a mirar hacia arriba ¡¡¡I want to live!!! ¡¡¡live!!! Grita Dios jugando con su caja de herramientas

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